¿Por qué Navalni y por qué ahora?
No hay presunción de inocencia, ni margen para las muertes derivadas de causas naturales. La deriva autoritaria arrancó de manera evidente con las reformas constitucionales del año 2020 en Rusia, en plena pandemia de la covid-19. La posibilidad de reelección de Putin quedaba garantizada eliminando la limitación de los mandatos presidenciales. Ya solo había que “controlar” a la oposición.
Cuando Navalni desafió todos los riesgos que comportaba el regreso a su país en enero de 2021, tras el periodo de recuperación de su salud en Alemania, se desataba un enfrentamiento con Putin del que no podía salir airoso.
Pocos podían pensar que las sanciones aplicadas desde la UE contra Rusia, que extendían las iniciadas como consecuencia de la anexión ilegal de Crimea en el año 2014, serían el preludio de las que se aprobarían un año después tras el inicio de la agresión a gran escala de Ucrania.
Precedentes
El desfile de nombres y cargos es muy numeroso. Algunos muy conocidos, como el de la periodista Anna Politkovskaya, que denunció las atrocidades cometidas en Chechenia y cuyo caso fue sentenciado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos como de inacción del Estado ruso en la investigación de su asesinato.
¿Por qué Navalni y por qué ahora?
Hay que recordar que Putin protagonizó este mismo escenario en el año 2007, lanzando una serie de mensajes que se concretaron en 2008 en Georgia (Osetia del sur y Abjasia), así como en 2014 y 2022 en Ucrania.
Mensaje en clave doméstica: el régimen no tolera ni las críticas, ni la alternancia en el poder.
Constatación de una realidad
La contestación desde la sociedad civil se ha convertido en un ejercicio de auténtico heroísmo. Libertades tan básicas como la de expresión, reunión o asociación son inexistentes, como denuncian los últimos informes sobre Rusia de Amnistía Internacional.
Cabe recordar, igualmente, la orden dictada contra Putin por la Fiscalía de la Corte Penal Internacional por la desaparición de menores ucranianos desde el inicio de la agresión, que limita su movilidad fuera del territorio ruso. Así como las reformas introducidas en el Código Penal de Rusia que permiten un margen de actuación casi ilimitado contra cualquier atisbo de crítica. Las organizaciones no gubernamentales y los defensores de los derechos humanos están en el objetivo persecutorio del Kremlin.
Consecuencias
Las elecciones presidenciales del próximo mes de marzo prolongarán el mandato de Putin hasta el año 2030. La deriva bélica en Ucrania empieza a ser muy negativa para Ucrania, privada de la intensidad inicial de la ayuda económica y militar occidental.
La renuncia a un mundo reglado normativamente amenaza con convertir a Navalni en un episodio más de una larga cadena que continuará, dentro y fuera de Rusia. Véase, por ejemplo, la orden de búsqueda y captura que el Kremlin ha dictado contra la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas.